Derechos Humanos
21 de agosto de 2006
Sin responder por sus crímenes
Murió en el exilio dorado el ex dictador paraguayo Alfredo Stroessner
Por Gustavo Torres González, especial para Causa Popular.
Durante la dictadura del general Alfredo Stroessner, la más prolongada que vivió América Latina (1954-1989), el pueblo paraguayo sufrió múltiples violaciones a los derechos humanos. La magnitud de la masacre la testimonia el hallazgo en 1992, en una comisaría del Municipio de Lambaré, en las afueras de Asunción, de alrededor de 70.000 documentos que se conocen como los “Archivos del Terror”; uno de los más completos y mejor conservados de los procesos dictatoriales en América Latina donde se demuestra que en Paraguay hubo tortura, presos políticos y un control sistemático de la ciudadanía.
A pesar de la magnitud de la represión, no faltaron muestras de resistencia y aun intentos concretos de derrocamiento de la dictadura. Uno de ellos tuvo como protagonistas al Movimiento 14 de Mayo, formado básicamente por jóvenes miembros de los Partidos Liberal, Revolucionario Febrerista y Comunista de Paraguay durante su exilio en Argentina, a los que se incorporaron algunos argentinos y uruguayos. Estaba integrado por un número que variaba entre los trescientos y quinientos hombres; provistos de armas y entrenados en estrategias de guerra de guerrillas, tenían como objetivo fundamental el derrocamiento del dictador paraguayo.
Se calcula que durante la dictadura de Stroessner, hubo como mínimo 900 asesinatos y 200 desaparecidos, millares de presos políticos y más de un millón de exilios forzados. Luego de su derrocamiento, en cuatro ocasiones la justicia paraguaya solicitó su detención y extradición por la desaparición de los opositores Federico Tatter, Ignacio Samaniego y Oscar Rojas. “Es lógico que los familiares de Stroessner tengan la voluntad de repatriar los restos del ex dictador. Pero teniendo en cuenta sus antecedentes de reo prófugo de la justicia paraguaya no corresponde en absoluto que se le rindan los honores militares como Jefe de Estado”, respondió a la consulta de Causa Popular el abogado Martín Almada, ex preso político y descubridor del Archivo del Terror.
Stroessner está procesado por crímenes de lesa humanidad en el marco del Operativo Cóndor, tanto en España, Chile, Francia, Italia y Argentina. “En varias oportunidades había pedido al presidente de la República en su calidad de Comandante en Jefe de las FF.AA. la baja deshonrosa de Stroessner por sus crímenes en Paraguay y por los 120 paraguayos desaparecidos en Argentina. La Constitución paraguaya en sus declaraciones fundamentales Art.3, establece categóricamente que la dictadura está fuera de la Ley y por otra, las violaciones a los derechos humanos no prescriben, en consecuencia, es impensable rendirle ningún tipo de tributo al que violó los Derechos Humanos”, añadió Almada.
“Es una coincidencia irónica que en la misma hora de la muerte de Stroessner estuvimos inaugurando la escuela de la democracia, en el mismo lugar donde él creó en 1956 un centro de tortura, que sería lo que en Argentina fue la Esma”, subrayó el Premio Nobel Alternativo 2002. El defensor de los Derechos Humanos aseguró que durante el Operativo Cóndor fueron asesinados 100.000 personas, por órdenes de los gobernantes militares de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.
Quedaron sin efecto denuncias en su contra
Tras el fallecimiento del ex dictador, las causas judiciales abiertas quedaron sin efecto. Según el código procesal penal paraguayo, las causas personales se extinguen con la muerte del acusado. Los pedidos de extradición dictados años atrás por los jueces Arnaldo Fleitas y Carlos Escobar serán archivados, como los juicios que investigan la muerte y desaparición de los hermanos Benjamín y Rodolfo Ramírez Villalba, apresados en 1976 por agentes del tenebroso departamento de Investigaciones políticas. Ambos eran militantes de agrupaciones de izquierda que denunciaban los abusos de la dictadura.
Ananías Maidana, actual secretario general del Partido Comunista Paraguayo (PCP), estuvo preso durante 20 años, sin proceso judicial, pero gracias a las gestiones de organismos internacionales lo dejaron ir al exterior en 1982. Otros dos pleitos quedan impunes: el juicio que investiga la muerte violenta del activista de izquierda Pedro Schaerer Prono y la desaparición del político opositor Agustín Goiburú, ambos hechos ocurridos en 1975.
El 15 de octubre de 1976, Federico Jorge Tatter fue secuestrado de su domicilio en la calle Urquiza 133, de Buenos Aires. En los últimos meses de 1997, Idalina Tatter, su esposa, recibió informaciones de los grupos de derechos humanos de Paraguay y copias de documentos, así como fotografías que muestran a su esposo con la misma ropa del día en que fue secuestrado, acompañado de policías paraguayos.
“Lamentablemente murió impune y sin responder por sus crímenes, terminó sus días burlando a la justicia paraguaya y mundial sin explicar ante los estrados judiciales, qué ha hecho, y dónde están lo más de 420 detenidos desaparecidos bajo su régimen”, se lamenta Federico Tatter, hijo, en la entrevista con Causa Popular. No se ahorra adjetivos para denominar a Stroessner Matiauda como “militar mediocre y fascista, dictadorzuelo anticomunista y bárbaro”.
“Tuvo no obstante, la personal habilidad de contar durante buena parte de su gobierno, con el auxilio de las también dictatoriales autoridades del Brasil, con quienes pactó diversos negociados, en general, de único beneficio estratégico y tangible para la oligarquía del país de habla portuguesa, y solamente de beneficio personal para el dictador paraguayo y su exclusivo grupo de familiares y cómplices, en detrimento de la mayoría de la población y de las generaciones venideras del Paraguay”, manifestó el hijo del desaparecido militar paraguayo.
Y agregó: “La alta traición cometida por el stronismo, además de la entrega indiscriminada de tierras a terratenientes, ha sido el tratado leonino de Itaipú, en beneficio exclusivo del núcleo industrial paulista. Estas razones, la de criminal reo prófugo y entregador de la soberanía nacional, prohíbe a cualquier funcionario del estado paraguayo, pensar tan siquiera en algún de tipo de reconocimiento u homenaje oficial, civil o militar, bajo el riesgo de ofender gravemente a la ciudadanía paraguaya y mundial democráticas y a todas las instituciones legalmente constituidas”.
El eminente escritor paraguayo Augusto Roa Bastos, fue otra de las víctima de la dictadura stronista. En sus escritos lo denominaba el “tiranosaurio” y lo describía como un personaje torvo, que sentía un total desprecio por la vida humana, que gobernó al Paraguay como una hacienda propia.
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