5 nov 2008

Economía
8 de mayo de 2008
FALTAN FOTOS DEMANDA_DE_ALIMENTOS_Y_OFERTA_DE_SUELO_CULTIVABLE-b6df4 (Demanda de alimentos y oferta de suelo cultivable) Y NECESIDADES_ALIMENTARIAS-c3864 (Evolución de las necesidades alimentarias)
CRISIS ALIMENTARIA

Entre llenar el plato o el tanque de combustible

Por Gustavo Torres.

La seguridad alimentaria de los sectores populares se ha convertido, en poco tiempo, en un verdadero problema. La crisis de las hipotecas de riesgo, la producción de agrocombustibles, el cambio climático, la especulación de los grupos económicos y el consumo creciente de gigantes como China o India son algunos de los factores que rodean este tema clave del siglo XXI.

La seguridad alimentaria de los sectores populares se ha convertido, en poco tiempo, en un verdadero problema que comenzó a sentirse con los incrementos de los precios de la canasta básica (carne, legumbres, verduras; etc.). Desde la revolución verde en los años ’60, el capitalismo se ha interesado afanosamente en la agricultura, y en su afán insaciable de lucro se ha volcado en la producción a gran escala de algunas materias primas, concentrando grandes extensiones de propiedades agrarias, invirtiendo en maquinarias, insumos, control de producción y monopolizando la comercialización. Este modelo, en nombre de la globalización económica, intenta reducir al máximo la función del Estado en el desarrollo nacional imponiendo la privatización para dejar vía libre a las multinacionales con la intención de continuar destruyendo la biodiversidad en beneficio de los monocultivos de exportación.

El incremento de los precios de los cereales afecta cada vez más a un número mayor de países, incitando estallidos y movilizaciones como lo hemos visto recientemente en Kenia, Senegal, Burkina Faso, Camerún, Egipto y Haití. Los motivos del descontento son semejantes en todos los casos, que globalmente obedecen a alicientes económicos: la especulación de repliegue sobre los géneros alimentarios tras la crisis de las hipotecas de riesgo, la producción de agrocombustibles, y el calentamiento climático.

De esta manera, los gobiernos del Norte planifican las políticas agrícolas del Sur, sometiéndolas a directrices del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI) que con sus recetas neoliberales de privatización y Planes de Ajuste Estructural (PAE) desangran cada vez más al mundo.

Ante esta situación, los medios masivos de comunicación responsabilizan a las autoridades de los países periféricos por las catastróficas políticas alimentarias debido a que muchos países importan alimentos en vez de producirlos. Sin embargo, lo que omiten los gurúes mediáticos es que a estos gobiernos de África y América Latina se les ha obligado a aceptar los PAE y ceder buena parte de su soberanía como resultado de deudas contraídas durante dictaduras y gobiernos corruptos. Además, en sus artículos olvidan mencionar que las compañías como ADM, Cargill, General Foods, Monsanto, entre otras, monopolizan semillas, granos e insumos químicos, provocando la ruina, el desplazamiento y la hambruna del campesinado y una buena parte de la población urbana del Tercer Mundo. Esto significa que alrededor de 37 países de África, Asia y América Latina -que representan un total de 89 millones de personas- están afectadas directamente por la crisis alimentaria.

El FMI y el Banco Mundial están ahora “preocupados por lo social”.

En una imagen desbordante de cinismo, el jefe del Banco Mundial, Robert Zoellick, con un pan y una bolsa de arroz frente a las cámaras, se mostró “preocupado” por la suba en un 83% de los precios de los alimentos en los últimos tres años. Afirmó “que mientras todos nos preocupamos por llenar los depósitos de gasolina, millones de personas se preocupan sólo por llenar su estómago”.

Otro de los misericordiosos, Dominique Strauss-Kahn, director del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha diagnosticado que la inflación en aumento de los alimentos puede tener consecuencias "terribles" para el mundo, como la guerra, por lo que es necesario adoptar medidas para contener la suba de precios.

El presidente de la multinacional de alimentos Nestlé, Peter Brabeck, tampoco se quedó atrás: dice estar preocupado por la situación en una entrevista concedida a un periódico suizo. Afirma que si se pretende cubrir el 20 % de la demanda petrolera con agrocarburantes, no habrá nada que comer. El que también está “sumamente preocupado” por los altos precios de los alimentos en su país y en el exterior es el presidente norteamericano George W. Bush. Éste, aclaró, por si hay dudas, que sólo una pequeña parte del problema ha sido ocasionada por el mayor uso del suministro maicero para la producción de etanol.

Estos personajes, auténticos apóstoles del Apocalipsis, con sus recetas económicas como el Tratado de Libre Comercio (TLC) y las políticas neoliberales no han contribuido en absoluto con la erradicación del hambre en el mundo. Por el contrario, han incrementado la dependencia de los pueblos de las importaciones agrícolas, poniendo en peligro la diversidad de cultivos y la diversidad medioambiental del planeta y de nuestra salud, empujando a millones de campesinos a abandonar sus prácticas agrícolas tradicionales y provocando éxodos rurales.

La realidad hoy es que cientos de millones de personas están cercados por el hambre, la desnutrición y la muerte por inanición.

En esta coyuntura, las poblaciones del Tercer Mundo, asfixiadas por un sistema económico irracional e insostenible, expresan su rabia en todos los continentes, como ocurrió recientemente en Haití, donde el Primer ministro fue destituido de su cargo, así como en Filipinas y en Egipto. Dentro de este escenario se esconden subas aún más violentas en alimentos, como el arroz que subió 60% desde enero. El maíz, atrapado en una guerra de pronunciamientos sobre la sensatez o inconveniencia de convertirlo en combustible para autos, está 35% más caro que a principios de año. El precio del trigo creció 130% en doce meses.

Para proteger sus mercados internos y contener la inflación, China, India y Rusia han aumentado los derechos a la exportación de alimentos. Brasil estudia la posibilidad de crear impuestos sobre la exportación de ciertos alimentos y suspendió recientemente las remesas al exterior de sus disponibilidades de arroz, que suman alrededor de 1,6 millones de toneladas. La suba del maíz ha repercutido enormente en platos típicos derivados de esta oleaginosa, como las tortillas mexicanas o el chipá paraguayo. De un día para otro, a pesar de la sobreproducción de alimentos, la comida barata se encareció con un alza de precios hasta del 80%.

Los autoproclamados expertos económicos y académicos de los Organismos Internacionales mencionados más arriba, intentan evadir el fracaso de sus recetas anteriores, echando la culpa a China por comer demasiada carne y a los africanos por comer de más. O al crecimiento de la demanda, a la “inflación”, o la falta de planificación de los gobiernos y la distorsión de las prioridades.

Según la FAO, el pan, la carne, el azúcar, el maíz y el arroz se tornan cada vez más caros debido al desarrollo de energías alternativas como los biocombustibles.

La suba récord de los precios del petróleo puede generar una escalada mundial de los precios de los alimentos de consumo diario, vaticinan algunos analistas económicos. El precio del crudo sigue batiendo sus propios récords, superando la barrera de los US$ 120.

Según expertos, el cambio climático explica de algún modo el ascenso de los precios de los commodities agrícolas . En Australia casi no llovió en un año. En Bolivia, durante 2007, las lluvias dejaron millones de dólares de pérdidas, afectando a las carreteras, la ganadería y la agricultura. El año pasado hubo sequías en Canadá y una helada seguida de lluvias excesivas deterioró la cosecha en EE.UU, el mayor exportador de trigo del mundo.

En medio de todos estos factores, en Argentina, con el objetivo de detener el aumento de las retenciones, la oligarquía rural inició un lockout en marzo pasado (que duró un mes aproximadamente) y continúa efectuando medidas de reclamo poniendo en evidencia el carácter empresarial de esta protesta, provocando el desabastecimiento de alimentos para la población en un país exportador de alimentos donde lo que se discute no es la escasez, sino quién se queda con la renta extraordinaria que permiten los altísimos precios internacionales.

Fuentes:
- Rebelión.org
- Prensa Latina
- Diario Clarín
- Diario La Nación
- Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).


SUBNOTAS

Economía
8 de mayo de 2008
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DATOS ALARMANTES

La crisis en cifras

Por G.T.

• 854 millones de personas se acuestan todas las noches sin probar alimento alguno.

• En 36 meses, hasta febrero del 2008, el precio del trigo aumentó en 181 por ciento.

• El precio de alimentos, en término generales, en igual período se elevó en un 83 por ciento.

• Tres rubros son los más representativos del alza en el 2007:
- los cereales en 41 por ciento.
- aceites vegetales en 60 por ciento.
- productos lácteos en 83 por ciento.

• 36 millones de personas que viven en el campo en América Latina y el Caribe se encuentran en condiciones de pobreza extrema, de acuerdo a datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

• En Haití más de la mitad de la población vive con menos de un dólar diario. Solo producen 60.000 toneladas de arroz e importan 400.000.

• Los países de bajos ingresos con déficit de alimentación pagaron en el 2007 por alimentos importados un 25 por ciento más que el año anterior, lo que representa una cifra superior a los 107 mil millones de dólares.

• Los especialistas consideraron la cosecha de trigo de este año como la peor desde el 1998.

• En más de 30 países se reportaron disturbios sociales por el alza de la comida. En Haití se registraron cinco muertos y 200 heridos.

• En Filipinas el gobierno ordenó encarcelar a quienes eleven el precio del arroz.

• En Egipto se desató la crisis del pan.

• En Estados Unidos, el 30 por ciento de la producción de maíz se destina a biocombustibles.

• La fabricación mundial de etanol en el 2006 ascendió a cerca de cuatro millones de litros, el 90 por ciento correspondió a Brasil y Estados Unidos.

• Los llamados biodiesel ascendieron a unos 6.500 millones de litros, de los cuales el 75 por ciento fue elaborado en la Unión Europea.

• La FAO prevé que para el 2016 la demanda de maíz para biocombustibles aumentará 12 veces.

• La cantidad de tierra arable por habitante ha disminuido sostenidamente desde 1963. De 0,32 hectáreas bajó a 0,21 en 1999 y se estima que llegará en el 2030 a 0,10 hectáreas.

Fuentes: Prensa Latina FAO

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PREVISIONES DE UN VISIONARIO

Los anticipos de Fidel

Por G.T.

Durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada el 12 de junio de 1992 en Río de Janeiro, Fidel Castro, apuntó algunas ideas de suma importancia que resultan hoy ilustrativas para describir el panorama que se vive en el mundo con relación al hambre, el uso racional de los recursos naturales y el medio ambiente: “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aún a costa de la naturaleza”.

En aquella oportunidad, al referirse a las sociedades de consumo como máximas responsables de la atroz destrucción del medio ambiente, expresó: “Con sólo el 20 por ciento de la población mundial, ellas consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo”. Al brindar algunas fórmulas para salvar a la humanidad de una autodestrucción, Fidel apuntó: “Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra (…) Desaparezca el hambre y no el hombre”.

El 30 de abril de 2007, en su reflexión “Lo que se impone de inmediato es una revolución energética”, apuntó que cada año se derrocha lo que la naturaleza tardó un millón de años en crear. Días después, el 9 de mayo, en otras de sus reflexiónes, “Se intensifica el debate”, sintetizaba algunas ideas de Atilio Borón, ex presidente del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, acerca de que los alimentos son convertidos en energéticos para viabilizar la irracionalidad de una civilización que, para sostener la riqueza y los privilegios de unos pocos, incurre en un brutal ataque al medio ambiente. En esta reflexión insistía en que la transformación de los alimentos en energéticos constituye un acto monstruoso, pues los efectos más devastadores de la subida del precio de estos se sentirán especialmente en los países del Tercer Mundo.

Sobre otros aspectos esenciales versaban sus artículos “Lo que aprendimos del VI Encuentro Hemisférico de La Habana”, publicado el 14 de mayo; y en “Nadie quiere agarrar el toro por los cuernos”, del 22 del propio mes, en el cual resumía lo fundamental de reflexiones anteriores sobre el tema.

Las consecuencias humanas quedaban reflejadas, el 23 de mayo, en el artículo “Para los sordos que no quieren oír”, referente a que los precios internacionales de la mayoría de los cereales han subido de forma significativa en 2006-07, con la proyección de que se mantengan altos en 2007-08, según el correspondiente informe “Perspectivas de cosechas y situación alimentaria”, emitido por la FAO el 16 del mismo mes.

En una conversación con Randy Alonso, presentador del programa Mesa Redonda, el 5 de junio, Castro destacó el crecimiento de la conciencia en el mundo sobre los peligros del cambio climático y la importancia de los alimentos. Expresó que en la medida en que la gente conozca el valor de los alimentos, más conciencia tomará para resistir la tiranía mundial. El último invento de utilizar los alimentos como materia prima es verdaderamente horrible, sentenció.

En opinión del líder cubano se trata de la conciencia que el mundo toma sobre los temas actuales que afectan a la Humanidad. En su Reflexión “Regalo de Reyes” del 14 de enero de 2008, Fidel exponía lo siguiente: “Quien disponga de tiempo para leer y analizar las noticias que llegan por Internet, cables y libros, puede comprobar las contradicciones a que ha sido conducido el mundo”. En tal sentido, expone algunos ejemplos:

“En un artículo publicado por El País, órgano español de prensa bastante leído, se aborda el tema de los precios de los alimentos y el combustible. Suscrito por Paul Kennedy, profesor de Historia y director de Estudios Internacionales de Seguridad en la Universidad de Yale, uno de los intelectuales más influyentes en ese país. Éste afirma que "el petróleo es el mayor elemento de dependencia que tiene Estados Unidos respecto a fuerzas externas".

"A mediados del siglo XVIII, Gran Bretaña poseía la mayor industria de construcción de veleros del mundo. Sin embargo, al mismo tiempo que sus astilleros lanzaban cientos e incluso miles de veleros al año, unos inventores ingleses estaban creando la máquina de vapor, que producía enormes cantidades de energía garantizada por los yacimientos especialmente bituminosos del sur de Gales. El motor de vapor y el carbón impulsaron el desarrollo del imperio británico durante otros 150 años."

Más adelante señalaba el punto de vista que más nos interesa: la interconexión cada vez mayor entre el petróleo y los alimentos. Las razones son bien sabidas: la enorme demanda energética de las grandes economías asiáticas y la incapacidad de los más ricos (Estados Unidos, Japón y Europa) de reducir su consumo.

"Pero la demanda mundial de soja también está disparándose, debido sobre todo al aumento del consumo en Asia. Las decenas de millones de cerdos que hay en China devoran una increíble cantidad de soja al año. Los precios futuros de la soja son un 80% superiores este año (diciembre de 2007) a los del año pasado (2006)."

"Nadie puede estar seguro, pero lo lógico es que el crecimiento continuo de la población mundial y el aumento de las rentas reales para más de 2.000 millones de personas en los últimos años se traduzcan en una demanda cada vez mayor de proteínas -más carne de vacuno, más cerdo, más pollo, más pescado- y, por tanto, más cereal para alimentar a los animales.".

El 23 de enero Fidel Castro expone aspectos de su reciente encuentro con Lula en el que destaca el artículo de Paul Kennedy sobre la interconexión entre los precios de alimentos y petróleo. “Tú eres productor de alimentos, le añadí, y además acabas de encontrar importantes reservas de crudo ligero. Brasil posee 8 millones 534 mil kilómetros cuadrados y dispone del 30 por ciento de las reservas de agua del mundo. La población del planeta necesita cada vez más alimentos, de los cuales ustedes son grandes exportadores. Si se dispone de granos ricos en proteínas, aceites y carbohidratos que pueden ser frutos, como la semilla del marañón, la almendra, el pistacho; raíces, como el maní; la soya, con más del 35% de proteína, el girasol; o cereales, como el trigo y el maíz , es posible producir la carne o la leche que desees. No mencioné otros de la larga lista.”

“Ustedes tienen ahora las dos cosas: suministro seguro de combustible, materias primas alimenticias y alimentos elaborados. Se proclama ya el fin de los alimentos baratos. ¿Qué harán las decenas de países con muchos cientos de millones de habitantes que no cuentan con una cosa ni otra?, le expreso. Ésto significa que Estados Unidos tiene una enorme dependencia externa, pero a la vez un arma. Será echando mano de todas sus reservas de tierra, pero el pueblo de ese país no está preparado para eso. Ellos están produciendo etanol a partir del maíz, lo cual provoca que retiren del mercado una gran cantidad de ese grano calórico, continué argumentándole.”

El 8 de marzo en su reflexión “La visita de Chávez” Fidel destaca, “El simple intercambio, cada vez más desigual, aplasta a las economías de muchos países de Latinoamérica. Algunos en África son productores de petróleo; otros de café y cacao; unos atraen como la miel el capital de las transnacionales; otros la deuda y sus altos intereses; y todos sufren el azote del precio creciente de los alimentos”. De esta manera Fidel Castro ya había pronosticado la actual crisis mundial alimentaria.

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