OPERATIVO MILITAR EN LA FRONTERA CON PARAGUAY
Brasil y la doctrina de las “fronteras vivas”
Con el operativo “Frontera Sur II” realizado entre el 13 y 24 de octubre, Brasil exhibió su poder de fuerza en la frontera con Paraguay, apoyado en la aplicación de la Ley Nº 11.631, promulgada por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva, en diciembre de 2007, para la creación del Sistema Nacional de Movilización (Sinamob) que protege los intereses brasileños y de sus ciudadanos en el exterior. El gobierno de Lula creó esta nueva estructura de defensa para repeler agresiones extranjeras y paliar la sensación de abandono de sus militares -después de la dictadura.
Esta segunda versión de la operación de Frontera Sur se realizó a menos de cuatros meses de la primera, y movilizó a unos diez mil hombres con municiones reales y todo el rigor castrense que incluyó ejercicios de un eventual rescate de conciudadanos y ocupación de usinas hidroeléctricas (exercício de extrusão em hidrelétrica). Las maniobras incitaron la reacción inmediata del inaugurado gobierno de Fernando Lugo que las consideró “una provocación”. En declaraciones publicadas en la página oficial del operativo (Defesa@Net), el jefe de Comando Militar del Sur, general José Carvalho Siqueira, declaró que si Lula Da Silva le ordenara, ocuparían la represa binacional Itaipú, para demostrar al Paraguay que “los militares brasileños están atentos y preocupados con la situación de los brasiguayos” -denominación utilizada para nombrar a brasileños y sus descendientes que viven en Paraguay.Las maniobras ralizadas por los militares brasileños a lo largo de su frontera con Paraguay, Argentina y Uruguay, se producen en momentos en que recrudecen los reclamos sobre la distribución de la energía producida pro Itaipú y las protestas de los campesinos paraguayos contra los "brasiguayos".Una semana antes de la movilización de las tropas brasileñas el mandatario paraguayo había prohibido la venta de tierras cultivables a extranjeros, una medida que irritó y preocupó a los cientos de terratenientes “brasiguayos”, que controlan las fincas sojeras cerca de la frontera. (En los años ’70 el dictador Alfredo Stroessner, en concordancia con Itamaraty, facilitó a los extranjeros estas fértiles tierras fronterizas a precios irrisorios).
Más allá de sus iniciativas de creación del bloque regional, Brasil es el único país latinoamericano que tiene un plan estratégico de defensa definido, con un empresariado y unas fuerzas armadas con vocación nacionalista que no parecen dispuestas a dejarse someter por ninguna potencia.Paraguay tiene el antecedente reciente de otorgar inmunidad diplomática a alrededor de 400 marines estadounidenses para realizar ejercicios durante 18 meses entre 2005 y 2006, además de la fuerte sospecha de que su base militar de Mariscal Estigarribia, en el occidente de Paraguay, está preparada para un rápido desembarco de miles de efectivos de la US Army.
Mientras tanto, Brasil demuestra a sus vecinos la aplicación de su doctrina estratégica de “fronteras vivas” (mi frontera se extiende hasta donde están mis connacionales y mis intereses económicos). Si bien para Brasilia estos operativos se realizan so pretexto de combatir el tráfico de drogas, armas y mercadería en la Triple Frontera; según el canciller guaraní, Alejandro Hamed Franco “los ejercicios apuntaban hacia el territorio paraguayo, (y se hicieron) sin aviso previo”. Ante esto, Lugo pidió explicaciones al Embajador brasileño en Asunción y advirtió que “ningún milímetro del territorio, ni la cultura, ni la soberanía pueden ser molestados. Si esto ocurriera, la reacción paraguaya no se dejará esperar”, y sostuvo que el general Carvalho Siqueira realizó una hostil provocación al país, en tiempos de integración y no de conflictos en la región.Durante una reunión bilateral mantenida entre Lugo y Lula el viernes pasado, este último pidió disculpas al Gobierno paraguayo por las expresiones del jefe del comando sur del ejército brasileño, general José Carvalho. Se discutió “sobre las pequeñas escaramuzas” que mantienen ambos países en varios ámbitos, admitió el presidente paraguayo.
Intereses brasileños
El ascenso de la inmigración y capitales brasileños en Paraguay dieron sus inicios dentro del giro geoestratégico que marcó Stroessner a fines de la década de 1950, buscando menor dependencia del Río de la Plata -desde donde históricamente Paraguay se conectaba al mundo. El dictador paraguayo viabilizó ese contacto al colonizar la región Este de país, con su “marcha hacia el Este” mediante una carretera para unir la capital a Puerto Presidente Stroessner (hoy Ciudad del Este). Con la inauguración del “Puente de la Amistad” en 1962 la unión física se hizo más visible y la relación fue más estrecha aún con la construcción de la hidroeléctrica binacional Itaipú -una obra gigantesca con una enorme inversión que implicó un cambio radical en la geografía de la zona- creada en el contexto de un diferendo de límites fronterizos y ante la crisis del petróleo de los años ´70 -cuando Brasil no podía seguir produciendo energía barata debido a los costos del combustible.
Hoy la energía de Itaipú alimenta al complejo industrial paulista. Eso genera debates en ambos países desde que Lugo hizo del tema Itaipú la columna vertebral de su campaña para las elecciones presidenciales de abril de 2008. Paraguay quiere multiplicar al menos cinco veces los ingresos que obtiene por la venta de la parte que le corresponde de la energía -unos 46 millones de megavatios/horas- que le aporta 300 millones de dólares al año, pero que a precio de mercado se elevaría a 1.500 ó 2.000 millones de dólares anuales.
El analista político paraguayo, Víctor Barone, señala que: “Si Brasil le condonara toda la deuda de Paraguay y pasara a pagar 1.500 millones de dólares por la energía de Itaipú no alteraría su equilibrio económico, ya que su PBI es 50 veces más grande que el paraguayo. El interés de Brasil es geopolítico, teniendo en cuenta que muchos de sus ciudadanos e inversiones están en Paraguay”. Barone afirma que “la presencia del capital brasileño en Paraguay es cada día más importante, además de encontrarse en el agronegocio, está en la distribución de combustibles (Petrobras tiene casi el 45% del volumen total del mercado), en el sector financiero (Interbanco, filial de Unibanco; es el mayor banco minorista), en la carne (el 60% de los frigoríficos tienen participación de capitales brasileños), y en otros sectores menores como servicios varios, transportes aéreos; etcétera”.
Al referirse a los “brasiguayos”, Barone señala que “son el producto de la política expansionista de la dictadura militar brasileña en las décadas del ´60 y ´70. Sobre la base ideológica de la Guerra Fría y la doctrina estratégica de las “fronteras vivas”.
Con el debate actual sobre la postergada reforma agraria en Paraguay, movimientos campesinos paraguayos se encuentran acampando en los alrededores de latifundios. “Si Brasil sigue con su despliegue persuasivo, el conflicto tomará irá en ascenso y pueden ocurrir hechos drásticos en los próximos días”, vaticina Barone, para quien “en una situación de conmoción social, puede darse un grave problema para Brasil, que posiblemente actúe para proteger a sus ciudadanos y sus inversiones”.“Es una disputa típica entre la metrópolis con la colonia y sus ciudadanos”, concluyó.
Brasil comparte una frontera de 1.300 kilómetros con Paraguay, siendo los 400 kilómetros de frontera seca muy porosa y escenario de tráficos ilegales de todo tipo. Que motivan constante ingresos ilegales de militares y policías brasileños en territorio paraguayo persiguiendo a supuestos “delincuentes”.
Con la aplicación del Sinamob, Brasil está demostrando a sus vecinos del Mercosur que está en condiciones de dar “respuesta militar” a cualquier agresión que pudiera sufrir sus intereses y los de sus ciudadanos.
La cuestión de la Triple Frontera
Otro frente de conflicto que mantiene Brasil con Paraguay es la región emprendida en la Triple Frontera, en especial Ciudad del Este que está unida a través del Puente de la Amistad con Foz de Iguazú. Todo indica que los militares brasileños permanecerán en la zona del puente para continuar realizando tareas de seguridad interior y como soporte de la Receita Federal (Secretaría de Ingresos Federales) para el control de los denominados sacoleiros (turistas compradores).
Hacia 1980, Stroessner sustentó el desarrollo de esta región del país con la denominada triangulación económica (contrabando encubierto). Esta construcción financiera y humana se hizo con el fervoroso apoyo de Brasil cuya política impositiva de aquel entonces era muy fuerte para los productos extranjeros manufacturados. Así, importadores paraguayos negociaron con exportadores brasileños mediante un acuerdo para poder introducir la mercadería desde y hacia Brasil. En 1990, ese proceso se fortaleció con la triangulación de productos importados de China -especialmente- de Paraguay a Brasil. Este modelo comenzó a cambiar cuando Brasil abrió su mercado y creó zonas francas, evidenciado en la intención de construir un muro de 1,5 Km de largo por tres metros de altura en Foz de Iguazú, frente a Ciudad del Este, para frenar el contrabando. Estos anuncios generaron muchas polémicas entre los países en cuestión ya que si los comercios de Ciudad del Este se cierran, la economía paraguaya se desbarranca, como había manifestado en una oportunidad el experto en geopolítica y actual ministro de Educación de Lugo, Horacio Galeano Perrone.
La zona de la Triple Frontera ha registrado en la década de 1990 un crecimiento comercial notable. El Banco Central del Paraguay registró en 1995 un movimiento anual de 15 mil millones de dólares en Ciudad del Este, cifra que hoy se redujo a 3 mil millones de dólares anuales. De hecho, este descenso en el ingreso tuvo su efecto por la cantidad de comercios, empleados, ventas e inversiones que se redujeron a proporciones preocupantes, lo que preanuncia el agravamiento de problemas sociales en la zona por el creciente índice de desocupación. Ante esta situación se conoció el “Plan Lula”, que estipula la formalización de los comercios de Ciudad del Este con la creación de industrias estratégicas de capital brasileña, la construcción del segundo puente, la línea de transmisión entre Itaipú y Asunción, y la unión ferroviaria entre Paranagua, Foz de Iguazú y la capital del Alto Paraná que unirá Encarnación y Posadas, Argentina. La aprobación del Régimen Tributario Unificado para la formalización a los sacoleiros contempla este plan. Sin embargo esto genera mucha desconfianza del lado paraguayo: “Es como lanzar globos sondas sobre el país, como lo fue el plan de reconversión de Ciudad del Este que ofrecieron los brasileños para desestimular la radicación de empresas industriales taiwanesas en el Parque Industrial Oriente (PIO) en la década de 1990”, afirman especialistas paraguayos.
Lo concreto es que hoy Paraguay experimenta otro proceso, donde se juntan reivindicaciones sociales y nacionales, con el hecho inédito del desplazamiento del Partido Colorado del gobierno después de más de 60 años. Esto representa un escenario difícil de controlar para Lugo ya que la derecha oligárquica de la Asociación Rural del Paraguay (ARP) y otras asociaciones patronales buscan seguir siendo subsidiarios de las multinacionales estadounidenses, más allá de discutir acuerdos con el Brasil y otros países del bloque regional.
- Gustavo Torres González
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