Política
6 de julio de 2008
FALTAN FOTOS tapa-Morales-Bachelet-riendo-f4e87; Territorio_antes_de_la_guerrra-114ba (antes de la guerra); litoral_perdido-8c3dd (El litoral perdido por Bolivia) Y mboliviacold-c2649Bolivia con vista al mar
Buscando una salida
Por Gustavo Torres
La mediterraneidad boliviana es un asunto de índole diplomática y fronteriza entre Bolivia, Perú y Chile desde la guerra del Pacífico, (1879 – 1883) y es el elemento que condicionó la relación chileno-boliviana. El motivo real de esta conflagración —que desangró a estos tres países, donde Bolivia llevó la peor parte, con una pérdida de 120 mil km2 de territorio y su salida al mar— fue el salitre, que pasó en su mayor parte a manos de capitalistas británicos.
Las posiciones de Chile y Bolivia frente a este tema han sido eternamente contrapuestas. Bolivia plantea y exige su salida al mar que implica recuperar en cierta medida lo perdido en la guerra y revisar el Tratado de 1904.
Luego de treinta años de la ruptura diplomática entre Bolivia y Chile en 1978, las autoridades de los dos países coinciden en que las relaciones bilaterales –reducidas hoy a nivel consular– pasan por un momento “excepcional” gracias a los niveles de acercamiento que se dan desde diversos sectores y las nuevas políticas de integración regional.
Bolivia ha reclamado una salida soberana al mar, sosteniendo que su característica de mediterraneidad le ha impedido su desarrollo económico y social. Chile, por otro lado, desconoce las reclamaciones de Bolivia argumentando lo establecido en los tratados firmados entre ambos países.
Frente a la exigencia boliviana, Chile descarta la cesión de territorio y manifiesta que el paso al Pacífico puede efectuarse a través de facilidades portuarias, viales y económicas para acceder a los puertos chilenos del norte. Esta ha sido una postura común entre los diferentes conductores de la política exterior chilena en los últimos tiempos.
La presidenta chilena, Michelle Bachelet, ha reiterado su voluntad para colaborar con Bolivia en su salida al mar, “aunque eso sí: sin soberanía sobre esos territorios”. “Chile debe estar disponible para aumentar el acceso al mar a Bolivia, para conferirle una cualidad marítima, pero eso, claro, es distinto a conferir soberanía. En cualquier caso hay un amplio clima de colaboración con Bolivia”, manifestó la presidenta chilena durante una entrevista con el diario El Mercurio en agosto de 2007. Dos semanas antes, el mandatario boliviano Evo Morales, había afirmado que su país “recuperará pronto” la salida al Pacífico que perdió ante Chile.
En diversas ocasiones se ha tratado de llegar a acuerdos para solucionar el conflicto diplomático, entre los que destaca el Acuerdo de Charaña firmado en 1975 entre los dictadores Hugo Banzer y Augusto Pinochet, pero la iniciativa no prosperó puesto que ambos países llegaron al fin de las relaciones diplomáticas tres años más tarde.
Banzer y Pinochet acordaron una salida por el norte de Arica, pero sin consultar con el Perú tal como lo establece el Tratado de Lima de 1929. Esto motivó que el general Juan Velasco Alvarado (1968- 1975) movilizara su ejército e impartiera la orden de lanzar una ofensiva de inmediato si se daba lugar a la firma (el ataque peruano iba a resultar devastador por lo que Pinochet dio marcha atrás, pero antes, sembró la zona con más de 200 mil minas).
El aspecto económico
A comienzos del año 2000 se produjeron acercamientos entre los presidentes Jorge Quiroga (2001-2002), quien sucedió al general Hugo Banzer, y Ricardo Lagos con motivo de la construcción de un gasoducto desde Tarija a unos de los puertos chilenos en la costa del Océano Pacífico.
La privatización energética boliviana alcanzó su grado extremo en 2003 durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997; 2002-2003), cediendo por completo al consorcio Pacific LNG (constituido por las transnacionales British Gas, British Petroleum y Repsol/YPF) para exportar diariamente 36 millones de metros cúbicos de gas boliviano hasta los mercados de Estados Unidos durante veinte años a precio por debajo del mercado (menos de un dólar por barril).
La población -especialmente la de El Alto-, se pronunció y reclamó el derecho a decidir y a precautelar los recursos naturales para que no fueran prácticamente regalados a Estados Unidos y México; ante lo cual Sánchez de Losada respondió con una represión militar en la que murieron 65 personas.
En uno de esos puertos chilenos se debía instalar una planta para licuar el gas, factor adicional que despertó indignación generalizada de la población boliviana por elegir a Chile como el intermediario para procesar y distribuir el gas a Estados Unidos, dado que fue un gobierno chileno quien quitó la única salida al mar con que contaba Bolivia hasta la guerra de 1879.
Hasta ese momento, las condiciones otorgadas a Pacific LNG eran desfavorables por completo para Bolivia, debido a que, por cada dólar que se entregara al Estado boliviano por concepto de impuestos y regalías, el consorcio obtendría 24 dólares hasta un puerto en Estados Unidos para luego ser transportado por la distribuidora estadounidense Sempra (ligada a Enron) hasta California.
Durante el gobierno de Ricardo Lagos, la diplomacia chilena aceptó por primera vez la pertinencia de la demanda marítima boliviana. Lagos ofreció a Bolivia un acceso al Pacífico mediante la concesión de un puerto, con garantías tributarias y facilidades para sus exportaciones e importaciones.
Actualmente, con el gobierno del presidente Evo Morales, el debate ha sido más intenso en la agenda internacional boliviana. En ese aspecto, ambos países coinciden en que sus relaciones avanzan; y prueba de ello son las constantes reuniones bilaterales y la aceptación de Chile -por vez primera- de incorporar en una agenda de discusión bilateral el tema marítimo. A esto debe sumársele una mejor comprensión dentro de la sociedad chilena a la demanda boliviana.
El canciller boliviano David Choquehuanca informó que las negociaciones con Chile avanzan positivamente en los trece puntos planteados en la agenda del dialogo bilateral, incluido el tema de la integración energética, que fue incorporado como parte del último punto de la agenda denominado “Varios”. La mencionada agenda contempla el desarrollo de confianza, integración fronteriza, libre tránsito, integración física, complementación económica, tema marítimo, el Silala (río que penetra en Chile desde Bolivia) y recursos hídricos, instrumentos de lucha contra la pobreza, seguridad y defensa, cooperación para el control del tráfico ilícito de drogas y químicos, educación, ciencia y tecnología, cultura. Y otros temas, punto donde ingresó el tema energético.
Además, hay que agregar el intercambio de visitas entre los ministros de Defensa de Chile, José Goñi Carrasco, y de Bolivia, Walter San Miguel, y el comandante en jefe de la Armada chilena, Rodolfo Codina Díaz.
En abril del año pasado, en una actitud impensable en otra época, durante un acto de homenaje en la ciudad de Calama al héroe boliviano de la Guerra del Pacífico Eduardo Abaroa, el jefe del ejército chileno, Oscar Izurieta rindió tributo al prócer boliviano con el descubrimiento de una placa recordatoria y una entrega de ofrenda floral. Abaroa murió el 23 de marzo de 1879 durante la primera etapa de la Guerra del Pacífico, defendiendo la ciudad de Calama que en ese entonces pertenecía a Bolivia. Alabando al prócer boliviano, el comandante Izurieta afirmó que “hace 128 años en estos mismos deslindes cordilleranos de Los Andes, ayer de confrontación, hoy de integración, Eduardo Abaroa, el héroe nacional boliviano nos reúne, y su espíritu, patriotismo y valentía ya se empinan sobre la frontera común”. (La segunda, Chile - martes 10 de abril de 2007).
En el fondo, Bolivia, Chile y Perú comparten y pertenecen a una misma región, tienen interés común, similar configuración histórica, cultural y geopolítica; y una misma herencia hispánica y mestiza; sin embargo, los intereses comerciales de Inglaterra por el salitre en las costas del pacífico occidental desencadenaron la Guerra del Pacífico entre Chile y la Confederación de Perú y Bolivia.
Con el tiempo, los resultados de esta guerra favorecieron a Estados Unidos, especialmente en los territorios que perdió Bolivia en la zona de Antofagasta, donde se encuentra la mina de cobre abierta más grande del mundo, que por años explotaron las compañías estadounidenses.
Chile cometió graves errores históricos al apropiarse de territorios extranjeros. La Guerra del Pacífico constituyó un grave error diplomático del país trasandino; pero en los últimos años, uno de los desafíos prioritarios de su política exterior es alcanzar mayores grados de integración con los países vecinos. Los actuales gobiernos de Chile, Perú y Bolivia están avanzando hacia una mayor integración y acercamiento, fundamentalmente en el ámbito económico. No obstante, persisten ciertas sensibilidades históricas y socio-culturales que han impedido una mayor integración.
Posibles soluciones
El ministro de Defensa de Bolivia, Walker San Miguel, destacó que “en los últimos años se ha hecho mucho más que en los anteriores treinta años”con respecto a las relaciones entre Sucre y Santiago, enfatizando que una “salida al mar no es posible sin un proceso de confianza mutua”.
Los actuales ministros de Defensa de Bolivia y Chile, coinciden en que el balance en materia de defensa entre ambas naciones “es tremendamente positivo” y no dudan en calificar de “histórico” ese hecho.
Sin embargo, la posición oficial de Chile sigue siendo disímil respecto de la salida soberana al mar para Bolivia si es que el “territorio chileno” fuera interrumpido; mientras que Bolivia sostiene que la reanudación de las relaciones diplomáticas debe estar condicionada a una solución que signifique la presencia soberana de dicha Nación en el Pacífico.
En algunas oportunidades, la diplomacia boliviana ha buscado la solución del asunto en el ámbito multilateral, (OEA, ONU, etc.) al tiempo que Chile ha mantenido el asunto en estricta bilateralidad.
Recuperar Arica es un deseo eterno de Perú, (territorio que perdió durante la Guerra del Pacífico). Chile muestra señales para transferirla a favor de Perú; y sería por donde facilitaría a Bolivia su salida al mar (por el norte de Arica) a cambio de proveerle gas.
Perú se opone a ello, y aunque Perú le entregase esa fracción de territorio a Bolivia, a éste le resultaría muy costoso construir un puerto en ese lugar por las condiciones que presenta el terreno (arenoso y poco profundo).
El abastecedor natural de gas a Chile no puede ser el Perú ni tampoco Argentina, que prácticamente ya no tienen gas para vender a los chilenos. Bolivia hace tiempo propuso a Chile la solución: venderle gas a cambio de una salida perpetua y soberana al mar; pero la respuesta de Chile ha sido siempre “No”.
La idea de buscar una salida por territorio usurpado como Mejillones, partiría en dos a Chile. Bolivia no reclama a Chile una faja transversal que vaya desde el altiplano hasta el mar; sino una extensión de territorio costero que le permita tener un buen puerto. La porción de litoral que quiere Bolivia se uniría al altiplano mediante carretera y ferrocarril con derecho de libre tránsito. Con intenciones pacíficas y sin deseos de recuperar algo de su usurpado territorio para crear bases militares o atentar contra la seguridad chilena.
Que Chile devuelva a Bolivia algo del litoral ofrecería múltiples ventajas como la generación de un ambiente de paz y seguridad entre los vecinos. Chile tendría un proveedor seguro de gas, que daría estabilidad a su complejo comercial e industrial y se distenderían las relaciones entre el Perú y Chile, potenciando los puertos peruanos, bolivianos y chilenos bajo acuerdos comerciales trinacionales, y preparándose a recibir el enorme volumen comercial que vendría desde la Argentina, Paraguay, Brasil hacia el Pacífico, considerado hoy el océano más importante del mundo y así se tendría prácticamente resuelto el problema energético de la región.
La palabra de Evo
El actual presidente boliviano ha pedido a la comunidad internacional que ayude a reparar el daño histórico provocado a Bolivia con la pérdida de la salida al mar.
El Jefe de Estado boliviano señaló al “imperio inglés” y no al “pueblo chileno” como el autor de la usurpación de territorio boliviano, y dijo que “los hijos de quienes entregaron el mar a las oligarquías internacionales siguen ahora, so pretexto de privatización, so pretexto de capitalización, entregando nuestros recursos naturales”.
“Llegó la hora de cambiar esa mala historia, esa historia que deja a los bolivianos sin recursos naturales”, proclamó el presidente Morales en marzo de 2006 durante un masivo acto realizado por los 127 años de enclaustramiento, también conocido como el día del Mar.
SUBNOTAS
Política
29 de junio de 2008
HISTORIA DE UN SAQUEO
La riqueza de Bolivia y la secesión
Por G.T.
Bolivia, lejos de ser un país pequeño y pobre, al declarar su independencia en 1825, tenía 2.363.769 km2. Entre 1837 y 1839 integra la Confederación Boliviana Peruana, con más de 3,5 millones de km2. Calamitosas guerras imperialistas y perniciosos acuerdos diplomáticos le hacen perder 1.265.188 km2. Aun así, su extensión actual de 1.098.585, supera a países sudamericanos como Venezuela, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Surinam y Guyana.
Su actual pobreza estructural contrasta con los históricos 16 millones de kilos de plata del Potosí, que financiaron el arranque del capitalismo y la hegemonía europea. Su estaño combinó el bronce de la maquinaria mundial, su salitre alimentó la industria química, su caucho posibilitó el transporte automotriz, su subsuelo guarda el segundo yacimiento de gas más importante del hemisferio, con 49,7 trillones de pies cúbicos.
Al ser un país rico por su posición estratégica y sus recursos naturales, las potencias imperiales aliadas a subsidiarios locales les ha arrebatado sus riquezas.
Esta ha sido la razón verdadera para que oligarcas de la llamada media luna, hayan resucitado el proyecto de “Nación Camba” apenas asumió el poder el líder indígena Evo Morales, planteando la autonomía y discretamente la secesión de las cuatro provincias de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, asiento de los latifundios más fértiles para la ganadería y la agroindustria y de las mayores reservas de hidrocarburos y otros minerales.
Esta región de 685.635 km2, más de la mitad del país, genera el 44% de su PIB, del cual sólo Santa Cruz produce el 30,63%, zona controlada por grupos económicos formados con la explotación latifundista del caucho, luego del ganado y la soja.
Ante este acontecimiento, Bolivia sin embargo ha recuperado su dignidad como pueblo y no olvida su legítimo derecho sobre su soberanía marítima. Hay que reiterar que en 1879 Bolivia perdió 120 mil kilómetros cuadrados y 400 kilómetros de costa en el Océano Pacífico.
Política
29 de junio de 2008
HERENCIA DEL CONFLICTO
Campos minados
Por G.T.
Cerca del 13% de los campos minados que en los años ’70 Chile sembró en su frontera ante la amenaza de conflictos con sus vecinos ya han sido removidos a seis años de que se iniciaran los trabajos en virtud del cumplimiento del Tratado de Ottawa.
El ministro de Defensa, José Goñi, informó que aunque el país se encuentra dentro de los plazos establecidos, se decidió transparentar lo realizado a la comunidad internacional y nacional a través de un documento que sería enviado especialmente a Argentina, Bolivia y Perú.
El documento informaría además de la inversión en 2008 de 9,6 millones de dólares en nuevos equipos mecanizados y de mayor tecnología, lo que permitiría avanzar los trabajos en al menos diez años. “El trabajo de desminado es muy delicado, y las condiciones en que trabajan nuestros especialistas son difíciles. Algunas están a más de cinco mil metros de altitud, otras en zonas remotas del sur, donde sólo se puede trabajar dos o tres semanas al año por los vientos y la lluvia”, agregó el ministro. Goñi explicó que por ello se organizaría una nueva brigada de trabajo de desminado y que se estaba evaluando pedir una ampliación del plazo a la comisión del Tratado para marzo de 2012, tal como lo ha solicitado Perú.
En el interior del gobierno de Bachelet estiman que Chile podría alcanzar la meta a mediados de la próxima década, posiblemente en 2016. “Acá entregamos toda la información de lo que se está avanzando, de lo que se está trabajando, y hay un proceso de total transparencia en ese sentido”, señaló Goñi, quien informó además que este año debería enviarse al Congreso un proyecto de ley para asistir a las víctimas civiles de estos artefactos.
La Convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonales y sobre su destrucción, más conocida como Convención de Ottawa, fue aprobada en septiembre de 1997 y actualmente ha sido ratificada por 154 naciones. Otros 42 países, entre los que se cuentan Estados Unidos, Rusia, India y China, todavía no lo ratificaron.
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